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sobre la serreta

La Serreta es una finca castellana de 600 hectáreas (400 de bosque y 200 de cultivo) situada en Lastras de Cuéllar (Segovia). Su origen se remonta al siglo XV y está ligado a la figura del Duque de Alburquerque, que levantó su palacete en este paraje de pinos, robles y encinas atravesado por el río Cega. A lo largo de su historia, esta tierra fue explotada para la obtención de caza, madera y resina.

Al adquirir La Serreta en 2017, el actual propietario, guiado por su conciencia medioambiental, apostó por una gestión ecológica de la finca.

Frente a la agricultura intensiva que se venía practicando hasta entonces, se implementaron técnicas como la agricultura regenerativa y el pastoreo rotacional a fin de obtener alimentos sanos y naturales. Este sistema productivo favorece la fertilidad del suelo, contribuye a mantener la calidad del agua y mitiga los efectos del cambio climático, entre otros.

La propiedad aboga por el uso sostenible de los recursos. En este sentido, cultivos tradicionales como el maíz y la alfalfa han sido sustituidos por otros que requieren menos agua, como cereales, leguminosas, trigo y cebada. Una planta fotovoltaica de autoconsumo eléctrico sirve para alimentar el sistema de riego por pívot, contribuyendo así al ahorro de energía. Todo ello redunda en la rentabilidad del proyecto. 

 
 
 

nuestra historia

La historia de La Serreta se remonta al s. XV y tiene su origen en una concesión real de Isabel I de Castilla al I duque de Alburquerque. A lo largo de 600 años, esta finca segoviana estuvo ligada al ducado de Alburquerque, hasta que a finales del siglo XIX fue adquirida por la Unión Resinera para la explotación de sus pinares. Con la crisis de la resina la propiedad cayó en el abandono, aunque en 1995 fue rescatada por un empresario que impulsó la actividad cinegética, agrícola y ganadera. En 2017 entra en escena el actual propietario, quien movido por su respeto a la naturaleza decide dar un giro radical a la explotación. 

Frente a la agricultura intensiva que se venía practicando hasta entonces, con resultados nocivos para la salud del suelo, la finca inicia un proceso de conversión a ecológico con un objetivo fundamental: obtener alimentos sanos y naturales. Los beneficios de la agricultura ecológica son varios: favorece la estructura, la fertilidad del suelo y la presencia de microorganismos beneficiosos para los cultivos; contribuye a la conservación del agua y a su calidad, y mitiga los efectos del cambio climático, entre otros. 

Para que el campo sea económicamente rentable, se apuesta por un sistema productivo basado en la explotación sostenible de los recursos. Así, en las 200 hectáreas de agricultura se introducen cultivos que necesitan menos agua, como cereales, leguminosas, trigo y cebada. Una planta fotovoltaica de autoconsumo eléctrico sirve para alimentar el sistema de riego por pívot, contribuyendo así al ahorro de energía. La finca produce pastos para sus propios animales y cultivos a la carta para ganaderías ecológicas. 

Frente al ganado vacuno intensivo que existía anteriormente se eligió el ovino por ser menos contaminante. La introducción de un rebaño de 500 ovejas merinas negras, con el fin de producir cordero ecológico, contribuye además a preservar esta especie autóctona en peligro de extinción. Asimismo, La Serreta colabora con un proyecto internacional de conservación del bisonte europeo. La propiedad cedió sus 400 hectáreas de bosque para albergar una manada que hoy supera los 25 ejemplares, la mayor de España. 

 
 
 
 
 

eQUIPO hUMANO

El proyecto de La Serreta no sería posible sin un equipo humano que comparte los valores de sostenibilidad y conciencia del propietario. Nuestra filosofía de trabajo se refleja en aspectos tales como la protección del entorno, la apuesta por la biodiversidad y la conservación de especies, los métodos de producción ecológicos y el compromiso con el desarrollo local.